Mujer adopta a niña de 5 años y descubre que tiene tatuajes extraños...

Cuando Olivia Moore adoptó a una niña de cinco años de un orfanato, creyó que estaba salvando a una niña. Pero nunca imaginó que los extraños tatuajes en su piel la llevarían a descubrir una aterradora verdad.

Olivia había pasado la mayor parte de sus treinta sola. Años de intentos fallidos de fecundación in vitro y un divorcio doloroso la habían dejado vacía. Su enorme casa en Denver se enfriaba cada noche. Una tarde, después de visitar una feria de adopción local, conoció a una niña tranquila sentada en un rincón de la habitación del bebé: Emily.

La niña tenía rizos oscuros, piel pálida y ojos demasiado grandes para su edad. No jugaba con los demás niños, solo abrazaba con fuerza a un osito de peluche desgastado.
"No habla mucho", dijo el director del orfanato con dulzura. "Y... hay algo que deberías saber".

Olivia jadeó cuando Emily le levantó la manga. Aparecieron unas tenues marcas en su pequeño brazo; no eran moretones, sino lo que parecían pequeños tatuajes. Símbolos extraños. Casi como números o códigos.
"Han estado ahí desde que la encontraron", añadió la mujer. "Creemos que alguien... le hizo esto cuando era más joven".

Olivia dudó un momento, pero entonces Emily la miró con lágrimas en los ojos y susurró: «Por favor, no me dejes».
Y eso fue todo. Olivia firmó los papeles ese mismo día.

En casa, al principio todo fue bien. Emily era callada pero cariñosa y seguía a Olivia a todas partes. Le encantaban los cuentos para dormir y la leche de fresa. Pero a veces, por la noche, Olivia oía a su hija lloriquear en sueños; su nombre no dejaba de murmurar: <"Señor Gray... por favor, no me haga daño".

Una noche, mientras Olivia la ayudaba a bañarse, notó algo aterrador: las marcas en el brazo de Emily se habían oscurecido. Bajo el agua tibia, parecieron cambiar, y las formas se reorganizaron formando un nuevo patrón: una serie de letras y números: GR-1125.

—Emily, cariño, ¿quién te hizo esto?
—preguntó Olivia en voz baja. La chica se quedó paralizada—. Dijo que no lo dijera. Dijo que volvería.

 

 

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